“El amor de madre es para toda la vida:
aunque de “lindos angelitos” pasemos a rebeldes adolescentes o adultos
soberbios, que todo lo sabemos y vamos de autosuficientes y que no hay
quién nos aguante salvo la madre que nos parió. Las parejas pueden
desenamorarse; los amigos fallar o desaparecer, pero nuestras madres siempre están ahí, recogiendo y pegando nuestros pedazos rotos.
Ha llegado el momento en que realmente
valoremos y apreciemos la figura y el papel trascendental de la madre
en la vida de cada persona, y cambiemos nuestra mentalidad respecto a
la misma (…) Que devolvamos, con igual amor, tanto amor recibido en
forma de cuidados, atenciones, desvelos y sacrificios. Y que les
agradezcamos el regalo de nuestra entrada en este mundo y sus
enseñanzas de vida.
Dicen que el Día de la Madre es un invento
comercial. Me da igual”
Ana Novo
Ana Novo
(Del Blog alternativo)
Reconozco que no tengo dotes poéticas, así que mis palabras serán en cariñosa prosa de andar por casa, si bien, me consuela el decir del gran poeta Kahil Gibran: “madre es la palabra más bella pronunciada por el ser humano”, así, cada vez que la utilice, estaré impregnando mi escrito de esa belleza que se merece el tema.
Aún cuando, como he dicho, quiero homenajear a las madres, estas reflexiones las hago desde mi papel de hija y a los hijos las dirijo. Para mí una madre no es, evidentemente, la que únicamente pare, ni mucho menos la que aporta el óvulo fecundado. Una madre es la que ama al hijo: lo nutre, lo cuida, lo atiende, lo escucha, lo guía, lo anima, lo apoya… a todos los niveles y en todas las épocas de su vida. Siempre cerca. Dicen que es amor incondicional. Digo que es amor. Sobra la redundancia. ¿Puede ser amor si no es incondicional? Creo que no. Será uno de sus múltiples sucedáneos.
El amor de madre es para toda la vida: aunque de “lindos angelitos” pasemos a rebeldes adolescentes o adultos soberbios, que todo lo sabemos y vamos de autosuficientes y que no hay quién nos aguante salvo la madre que nos parió.
Las parejas pueden desenamorarse; los amigos fallar o desaparecer, pero nuestras madres siempre están ahí, recogiendo y pegando nuestros pedazos rotos. Según un dicho popular “Una madre es para cien hijos, pero cien hijos no son para una madre”. Generalizando, es así y no me siento nada orgullosa.
Ha llegado el momento en que realmente valoremos y apreciemos la figura y el papel trascendental de la madre en la vida de cada persona, y cambiemos nuestra mentalidad respecto a la misma. Que ese dicho popular que justifica la actitud mezquina y abusiva respecto a nuestras madres quede absolutamente obsoleto hasta su total desaparición. Que devolvamos, con igual amor, tanto amor recibido en forma de cuidados, atenciones, desvelos y sacrificios. Y que les agradezcamos el regalo de nuestra entrada en este mundo y sus enseñanzas de vida. Dicen que el Día de la Madre es un invento comercial. Me da igual.
Todos los que celebramos este día lo que queremos es expresar a nuestras madres que son las mujeres más importantes de nuestras vidas y que tienen nuestro reconocimiento, aprecio y gratitud que tanto se merecen.
Si en verdad se pusiera un precio a tanto amor, nunca lo podríamos pagar.
Gracias, mamá. Te quiero.
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