24 may 2014

COMPARTIR CASA: ni sola ni mal acompañada



Pues sí, se puede decir que “Las chicas de oro” (serie estadounidense de éxito en los 90 en las que 4 mujeres maduritas  compartían piso, aventuras  y desventuras) fueron unas pioneras al mostrar un modelo de convivencia que rompe con la soledad e individualismo imperante en la sociedad, especialmente en las personas mayores, y se hacerca más a aquella TRIBU perdida en el que el colectivo ampara a cada individuo, quien a su vez trabaja por el bien común.
Pues, con la crisis económica como detonante, la ausencia de hipotecas para comprar
  un piso en propiedad, el fantasma de los deshaucios y una mentalidad más abierta (o resignada) para compartir espacios, la convivencia urbanística es la última tendencia y principalmente es femenina.
En el artículo del S Moda titulado “Ni sola, ni mal acompañada” nos informan en detalle del aumento de pisos compartidos en España  (“se ha triplicado en un solo año. La oferta ha pasado de 40.000 a 110.000 (…) Nada mal para un país acostumbrado a primar la propiedad”) y sus características:
“El perfil de la nueva inquilina: mujer, de entre 26 y 60 años  (el 44,07%), que vive en Madrid, Barcelona o Sevilla (ciudades que concentran el 40,46% de los pisos compartidos)”
“¿Por qué más féminas? Una razón es que posponen ser madres o, simplemente, no lo quieren ser: en torno al 20% de las europeas no tiene hijos, según la socióloga Katherine Hakim, autora de Childless in Europe. Tampoco quieren hipotecarse: el fantasma de los desahucios acecha (unas 40.000 familias perdieron la propiedad en 2012, según el Banco de España)”

 “Ellas, además, las prefieren a ellas. «Eligen convivir con mujeres;  a los hombres, les es indiferente». ¿Por qué? «Se entienden mejor: buscan seguridad y un clima de confianza (…) Las mujeres de distintas generaciones –viudas o parientes solteras– siempre han cohabitado (abuelas, madres, hijas, nietas). Con la sociedad moderna y el feminismo, se reivindicó un espacio privado –Una habitación propia de Virginia Woolf–; pero con la posmoderna, regresa la tendencia a compartir. La novedad es que hoy se van a vivir juntas sin estar emparentadas y sin ser pareja»”


Del Blog Alternativo

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